Evening repose, Pino Daeni.
A la niña de mi niña.
Serenata grata,
mi verso perverso
preludia en tu puerta. ¡Despierta, mi amor!
El encanto canto
de la bella estrella
que con su luz baña tu pestaña en flor.
A la rosa hermosa
tu mejilla humilla,
que no habrá cual ella bella en el jardín;
¡qué linda la guinda
de tu boca loca
para golosina, divina y carmín!
Si ríes, deslíes
perlada cascada
y oloroso ungüento, al viento al pasar;
tesoro sonoro:
¡tu risa! la brisa
lleva en serpentina fina, sin cesar.
En su canto un tanto
delira la lira
por darte su ignota nota mi sentir.
¡Despierta! en tu puerta
clama quien te ama.
¡Sellada, esculpida vida, tu vivir!
Piensa tu inmensa
pupila tranquila
en un país vago de halago y canción.
Y sigue, persigue
vuelo de un anhelo
tu vista serena, llena de ilusión.
Tu pecho se ha hecho
con pomas de aroma:
¡oh las dos manzanas sanas del amor!
Escultura pura,
norma de la forma:
¡tu cuerpo! armoniosa rosa blanca en flor.
La llave suave
que abra a palabra
tu portón prohibido, pido que me des;
que entre y encuentre
reposo, alborozo;
que a probar tu uva... me suba después.
Tu parra, se amarra
con lazos de abrazos,
maduros racimos de mimos, tu ardor!
El vino divino
de tu viña, niña!
es más que la muerte fuerte de sabor!
1918.
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