miércoles, 10 de agosto de 2016

Delirio de pizzicato

Evening repose, Pino Daeni.

                                                                        A la niña de mi niña.

Serenata grata, 
mi verso perverso 
preludia en tu puerta. ¡Despierta, mi amor! 
El encanto canto 
de la bella estrella 
que con su luz baña tu pestaña en flor. 

A la rosa hermosa 
tu mejilla humilla, 
que no habrá cual ella bella en el jardín; 
¡qué linda la guinda 
de tu boca loca 
para golosina, divina y carmín! 

Si ríes, deslíes 
perlada cascada 
y oloroso ungüento, al viento al pasar; 
tesoro sonoro: 
¡tu risa! la brisa 
lleva en serpentina fina, sin cesar. 

En su canto un tanto 
delira la lira 
por darte su ignota nota mi sentir. 
¡Despierta! en tu puerta 
clama quien te ama. 
¡Sellada, esculpida vida, tu vivir! 

Piensa tu inmensa 
pupila tranquila 
en un país vago de halago y canción. 
Y sigue, persigue 
vuelo de un anhelo 
tu vista serena, llena de ilusión. 

Tu pecho se ha hecho 
con pomas de aroma: 
¡oh las dos manzanas sanas del amor! 
Escultura pura, 
norma de la forma: 
¡tu cuerpo! armoniosa rosa blanca en flor. 

La llave suave 
que abra a palabra 
tu portón prohibido, pido que me des; 
que entre y encuentre 
reposo, alborozo; 
que a probar tu uva... me suba después. 

Tu parra, se amarra 
con lazos de abrazos, 
maduros racimos de mimos, tu ardor! 
El vino divino 
de tu viña, niña! 
es más que la muerte fuerte de sabor! 

                                                             1918.

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